jueves, 6 de mayo de 2010

CONSERVANDO NUESTRA ENERGIA

Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido agotados, o como decimos muchas veces, "bajos de energía"; ciertos eventos, ambientes y situaciones nos pueden "drenar", es decir, absorber de tal manera nuestra energía, que nos sentimos descargados. En cierta forma, los seres humanos, al igual que otros seres vivos somos como una batería, que se puede cargar y descargar, por supuesto, "el tiempo de uso" de esa batería influye en su desempeño, pero también, el trato que le demos puede alargar su vida útil.
En relación con la energía vital de todo ser humano, es conveniente estar conscientes de que podemos distinguir en ella tres componentes básicos:
1) La energía cromosómica: la herencia, lo genético o lo ancestral.
2) La energía defensiva: está relacionada con los cambios, la adaptación y la percepción que tenemos de los eventos con los que nos relacionamos, y esto influye en el comportamiento de los anticuerpos y en nuestro sistema inmunológico. Si esta energía baja, aparece la enfermedad.
3) La energía nutritiva: la cual depende de nuestra interacción con los elementos básicos de la naturaleza y con todo lo que nos rodea: aire, luz, energía magnética, etc.
Estos componentes deben ser considerados para defendernos de los factores perturbadores, considerando que el ser humano no es solamente un cuerpo, sino un ser holístico (cuerpo, mente, emociones, espíritu...) en permanente interacción con el ambiente. .
Entre los posibles agresores, se encuentran: los malos hábitos de respiración y alimentación, los ejercicios físicos inadecuados, contaminantes de distintos tipos, zonas geofísicas con radiaciones nocivas, estados emocionales alterados, etc.. Nuestro campo energético resulta afectado por las discusiones, las personas y los ambientes desagradables. Pero también por nuestros propios rencores, nuestra tendencia a quejarnos y a criticar, el empeño en colocar la responsabilidad de lo que nos pasa en los demás, nuestra resistencia al cambio.
Para sanear nuestra energía es necesario pensar con optimismo, mantenerse en contacto con la naturaleza, practicar la respiración correcta, la relajación y la meditación; limpiar la mente de programaciones negativas y sustituirlas por otras más gratificantes, que nos ayuden a desarrollarnos mejor como seres humanos.

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