lunes, 3 de mayo de 2010

Despierta tu niño interior

Vivir en el pasado y repetir esa historia una y otra vez es estar preso en una gran celda que construimos nosotros mismos, y en esa celda a veces fría, otras enorme, otras vacía nos vaciamos, nos sentimos perdidos y por sobre todo nuestro espíritu se congela y nos paralizamos.

Muchas veces dejamos de apreciar los valores de la vida, los que están en el presente y dejamos que se escurran de nuestras manos los momentos más hermosos o maravillosos ya que no nos damos cuenta que están sucediendo hoy porque estamos viviendo en el ayer.

Somos grandes generadores de culpas y nos autocastigamos con ellas una y otra vez... Si hubiera dicho... Si hubiera hecho... Si hubiera... y ya pasó; de qué sirve hoy lamentarse. Tal vez estamos viviendo y castigándonos por los errores cometidos y ya nada puede hacerse, ya es tarde... Salimos del pozo y como si no pudiéramos vivir de otra forma volvemos cada tanto a visitarlo, y allí nos ensuciamos nuevamente, nos embarramos y entonces ¿de qué sirvió alejarnos y limpiarnos? De nada... para nada.

Debemos enfrentar la vida mirando hacia adelante, el pasado... ya pasó, poco o nada puede hacerse pero sí podemos trabajar con nosotros mismos para que no nos tentemos y cometamos los mismos errores en el presente.

Sería maravilloso que todos podamos despertar a ese niño interior que llevamos dentro. El niño de la alegría, de la carcajada espontánea, de la caricia sentida... Ese niño que no está muerto, sólo está dormido y que necesita que nosotros hagamos algo para que su sueño no sea un sueño eterno.

Volvamos a ese momento tan hermoso de nuestra infancia, despertemos a nuestro niño interior, vivamos como él nos enseñó, disfrutemos de la vida y no pensemos en el pasado una y otra vez...

Ese niño no lo hace, sólo siente, ama y sueña sin mirar atrás, sin pensar si disgustará a alguien con su manera de vivir, sin reparar si daña o acaricia, sólo vive y se entrega a la vida porque para él la vida es hoy: este presente.


Graciela de Filippis

2 comentarios:

  1. Guarda plata, guarda amigos, guarda consejor pero jamás guardes rencor ni rabietas, eso se deprecia y te hace "despreciable".
    Gracias por regalarnos este post.

    ResponderEliminar
  2. Excelente mi querida Sandra, hermoso el texto que nos compartes y por demás inspirador, volver a ser niños es de nuevo jugar al recreo con Dios dicen, y es así, libre de rencores, de miedos, llenos de amor, de entusiasmo, de fe sobre todo, de mucha, mucha alegría y deseos de disfrutar y de vivir la vida... Antes lo he comentado, tu texto me lo trae a recuerdo, ya aprendimos a ser adultos en nuestros pensamientos, aprendamos de nuevo a ser niños en nuestros corazones otra vez. Un abrazo y mis felicitaciones amiga : )

    ResponderEliminar